Érase una vez... un aventurero Manchego y una linda Santandereana a los que el azar les llevó a un mismo destino. 

Sin saberlo, la vida los mantuvo a pocas calles durante todo un año, hasta que transcurrido ese tiempo, el destino encontró el momento oportuno para juntarlos. 

Este encuentro sucedió en febrero; ese mágico día en que los enamorados acostumbran a regalar flores, bombones y hacerse enormes promesas de amor eterno, sus corazones solitarios se ponían cita en el lugar menos esperado...

Y es así, como en el lugar menos esperado, sin precisar de bombones, ni de flores, estos corazones le dieron un giro a los cuentos clásicos y se dijeron: "colorín colorado este cuento ha comenzado...".